domingo, 15 de noviembre de 2009

La memoria a corto plazo depende de dos redes neuronales diferenciadas


Reproducido desde tendencias21



Nuevos descubrimientos obligan a revisar el papel del hipocampo en la formación de los recuerdos



Hasta ahora, se había pensado que el cerebro humano utilizaba dos mecanismos distintos para formar recuerdos a largo plazo o recuerdos a corto plazo. Esta teoría, sin embargo, acaba de ser desafiada por los resultados de una investigación de científicos de la University College de Londres, en la que se ha puesto de manifiesto que la distinción no es tan sencilla. Los recuerdos a corto plazo estarían formados por dos redes neuronales muy distintas, una de ellas responsable también de la memoria de larga duración. Por Yaiza Martínez.


Hasta ahora, se había pensado que el cerebro humano utiliza mecanismos distintos para formar recuerdos a largo plazo y recuerdos a corto plazo. Esta teoría, sin embargo, acaba de ser desafiada por los resultados de una investigación realizada por científicos de la University College de Londres (UCL)

Según un 
comunicado de la UCL, los neurocientíficos formularon la primera teoría a partir de observaciones realizadas con pacientes con amnesia, un trastorno que afecta a la capacidad de formar recuerdos a largo plazo. 

Normalmente, la amnesia suele estar ocasionada por daños en una región del cerebro llamada hipocampo. Se sabe que esta región, que está situada en los lóbulos temporales, está involucrada en la memoria a largo plazo, la memoria espacial y los desplazamientos físicos. También es una de las primeras zonas afectadas por la enfermedad de Alzheimer, cuyos síntomas son las deficiencias de memoria y la desorientación. 

A pesar de los daños sufridos en la memoria a largo plazo en aquellos pacientes con amnesia (y, en consecuencia, con trastornos en el hipocampo), éstos fueron capaces de recordar un número de teléfono durante periodos cortos de tiempo, siempre que no se distrajera su atención. 

Este hecho condujo a la idea de que el hipocampo sería el responsable de la memoria a largo plazo, pero no de la memoria a corto plazo. Los hallazgos recientes realizados por los científicos de la UCL revelan que esta distinción entre ambos tipos de recuerdos debería ser revisada. 

Redes neuronales distintas 

Los investigadores de la UCL analizaron a pacientes que padecían epilepsia con origen en el lóbulo temporal, un tipo de epilepsia que provoca una marcada disfunción del hipocampo. 

A los participantes se les pidió que observasen e intentaran memorizar imágenes fotográficas de escenas cotidianas, por ejemplo, de sillas y de una mesa situadas en una sala de estar. Mientras ellos recordaban las fotos, se midió su actividad cerebral en intervalos de tiempo cortos (de sólo cinco segundos) y largos (de 60 minutos). 

Los registros cerebrales se realizaron con una técnica no invasiva denominada magnetoencefalografía
(MEG), que registra la actividad funcional del cerebro mediante la captación de campos magnéticos, y que permite investigar las relaciones entre las estructuras cerebrales y sus funciones. 

Con la MEG se constató que para la memoria a corto plazo acerca de los detalles de cada escena, por ejemplo, si la mesa estaba situada a la derecha o a la izquierda de las sillas, fue necesaria la actividad coordinada de una red de áreas cerebrales (región temporal y región visual), mientras que para la memoria a corto plazo general se puso en marcha una red neuronal muy diferente. 

Consecuencias de la diferencia 

Como consecuencia de sus trastornos, a los 60 minutos los participantes no fueron capaces ni de recordar detalles de las fotos ni de distinguir éstas de fotos nuevas. 

Sin embargo, según uno de los autores del estudio, el profesor Emrah Duzel, tras cinco segundos, los pacientes sí pudieron distinguir las imágenes que ya habían memorizado de imágenes nuevas (recuerdo general), pero no de recordar la colocación detallada de los objetos en las escenas (recuerdo detallado). 

Los científicos explican que esto se debe a que existirían dos redes distintas para la formación de recuerdos a corto plazo en el cerebro. 

Una de estas redes funcionaría de forma independiente al hipocampo y se mantendría intacta en pacientes con daños en éste y, en consecuencia, con déficit de memoria a largo plazo. 

La otra red sí que dependería del estado del hipocampo, y afectaría a la formación de los recuerdos a corto plazo, junto con la capacidad de formar recuerdos a largo plazo. 

Primera evidencia anatómica y funcional 

Otro autor de la investigación llamado Nathan Cashdollar, señala que a pesar de que otras observaciones recientes habían comenzado ya a desafiar la distinción clásica entre memoria a corto plazo y a largo plazo y su relación con el hipocampo, esta teoría se ha mantenido durante casi medio siglo. 

La importancia de los resultados obtenidos en esta investigación es que suponen la primera evidencia anatómica y funcional de los mecanismos que se comparten en la formación de recuerdos a corto y largo plazo, y cuáles son independientes en dicha formación. 

Gracias a ellos, ahora se sabe que existen dos redes diferenciadas en las que se basa la memoria a corto plazo. Una funciona con independencia del hipocampo, y por ello no se ve afectada por los trastornos que afectan a esta región del cerebro, mientras que la otra depende de él. Los resultados de esta investigación han sido publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences 
(PNAS).



El amor calma el dolor


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El sufrimiento físico se reduce ante las imágenes del ser amado



El dolor físico se puede reducir sólo con mirar la foto del ser amado. Esto es lo que ha revelado un estudio realizado por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles, con 25 mujeres emparejadas, a las que se les enseñó la foto de sus novios mientras se las sometía a estímulos dolorosos. Los investigadores señalan que estos resultados se deben a que las imágenes de los seres amados activan representaciones mentales placenteras, unos pensamientos que tendrían un efecto paliativo para el dolor. Por Yaiza Martínez.


¿Se puede reducir el dolor físico simplemente mirando a la persona amada? La respuesta es sí, a tenor de un estudio realizado por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), cuyos resultados han aparecidos publicados en la revista Psychological Science

En la investigación participaron 25 mujeres que mantenían una buena relación con sus novios. Estas relaciones tenían, en el momento del estudio, al menos seis meses de duración. 

Según publica la UCLA en un comunicado, las participantes recibieron estímulos de calor moderadamente dolorosos en sus antebrazos, mientras se veían sometidas a una serie de condiciones, como sujetar la mano de sus novios (sentados tras una cortina), sujetar la mano de un extraño (también situado tras una cortina), sujetar una pelota, ver la imagen de sus parejas en la pantalla de un ordenador o ver imágenes neutras –como de una silla-, entre otras. 

Reducción del dolor 

En la revista ScientificAmerican se detalla el experimento: en primer lugar, los investigadores determinaron el umbral de dolor subjetivo de las mujeres ante estímulos de calor aplicados en el antebrazo, en una escala del 0 al 20. 

Después, las participantes fueron sometidas a 84 pruebas más de mediciones del dolor, en las que se les solicitó que señalaran verbalmente el grado de dolor o de incomodidad que sentían bajo ciertas condiciones. 

Estas 84 pruebas fueron divididas en siete grupos, en los que las participantes se vieron sometidas, además de a los estímulos dolorosos, a las condiciones antes mencionadas, entre ellas, la de la proyección en la pantalla de un ordenador de la foto de los novios de cada participante. 

Curiosamente, las mujeres informaron de que experimentaban una gran reducción del dolor mientras veían las fotos de sus novios o mientras sujetaban a éstos la mano, en comparación con las otras situaciones, en las que veían fotos de objetos o sujetaban la mano a hombres desconocidos para ellas. 

Asimismo, se constató que el dolor era ligeramente menor cuando las mujeres veían la foto de su pareja que cuando sujetaban la mano de éstos, que permanecían ocultos tras una cortina. 

Compensación cognitiva 

Según una de las autoras de la investigación, Naomi Eisenberger, directora del Laboratorio de Neurociencia Afectiva y Social de la UCLA, cuando las mujeres miraban a la foto de sus novios, realmente señalaron sufrir menos dolor que cuando miraban otras imágenes, de objetos inanimados o de personas desconocidas. 

Eisenberger afirma: “Por tanto, el mero recuerdo de la pareja a través de una simple foto es capaz de reducir el dolor”. La investigadora añade que estos resultados cambian nuestras nociones acerca de cómo el apoyo social influye en la gente. 

Normalmente, se cree que el apoyo social que nos hace sentir bien es aquél que responde y atiende nuestras necesidades emocionales. Sin embargo, los resultados del estudio revelan que sólo con ver una foto se puede conseguir ese mismo efecto. 

Los investigadores aún no saben porqué se logra reducir el dolor al ver una imagen del ser amado, pero interpretan los resultados de este estudio como un ejemplo de compensación cognitiva. 

Así, al ver una foto de la pareja, se activan representaciones mentales placenteras de esa persona, unos pensamientos que tendrían un efecto paliativo del dolor, susceptible de ser medido. 

Aplicaciones prácticas 

Según Eisenberger, este estudio demuestra hasta qué punto nuestros lazos sociales pueden impactar en nuestras experiencias, y lo importante que resulta el apoyo social para la salud mental y física. 

Por otro lado, los resultados obtenidos tienen un beneficio práctico, puesto que demuestran que llevar fotos de los seres amados durante cualquier procedimiento doloroso puede aliviar el dolor, especialmente cuando dichos seres no pueden acompañarnos o no saben cómo darnos el apoyo que necesitamos.